Vivimos un momento en el que predomina más el ruido que lo que realmente importa. Un momento en el que, en ocasiones, se concede valor a algo que ni lo tiene ni se lo merece. Un momento donde las apariencias son más convenientes que lo que somos. «Mucho ruido y pocas nueces» trata de eso y, a través de sus personajes y lo que viven, nos brinda un canto a la alegría y al amor.